Sambenito

Luego del homenaje que hiciera Café al Flaco Spinetta, celebro la irrupción en esta bonita página de ese otro apreciado flaco, El Flaco Larrique y sus laberintos.
El recuerdo de Don Benito, qué es el de su propia iniciación antropológica y sus observaciones referidas a la devoción que despiertan las descripciones de Nimuendaju, tan vivenciales como desprovistas de citas legitimantes, de alusiones a autoridades eruditas, lo impulsa a despojarse del peso de ciertas tradiciones académicas. De liberarse de un estilo escritural que los penitentes de la ciencia cargan como un sambenito.
Tradicionalmente la Iglesia Católica, desde muy antiguo y con más vigor seguramente durante la Santa Inquisición, tuvo entre sus culposas prácticas entregar a llorosos penitentes -que con sus sufrimientos y lagrimas debían enjuagar sus culpas- una vela de cera y un sacón de lana bendecido o escapulario.
Este saco bendecido o bendito posiblemente esté en la etimología de la palabra sambenito. Aunque también es posible que esta expresión popular derive del propio San Benito y refiera más bien al escapulario que empleaban los benedictinos.
Los inquisidores se lo colocaban a sus condenados como signo de deshonra.
Cargar con el sambenito era un bajón, sobre todo para quien no había cometido los actos de los que era culpado o para quienes pertenecían a otro orden moral que no los consideraba pecados.
Por eso el atuendo se convirtió en sinónimo de la difamación sufrida por aquellos que eran acusados de pecado por las autoridades eclesiásticas.
Popularmente cargar con el sambenito es ser objeto de una deshonra no siempre merecida.
Citar o no citar, tal vez no sea la cuestión.
La obligación de la cita erudita, quizás sea sólo un sambenito que cuelga sobre los hombros académicos de quienes buscan avales consagrados.
No obstante no podemos vivir ajenos a ellas porque al hablar siempre estamos siendo hablados por otros. Somos el eco de otras voces que moldean nuestra subjetividad.
De todos modos -cito a Charly, otro flaco (ya no tanto)- …¡Papá! La libertad siempre la llevarás dentro del corazón.
Parafraso a Fito (para continuar con estas flaquezas)… Solo se trata de escribir, Esa es la historia… relatarla, bah. De una manera convincente y provisoria, tanto como para que parezca duradera. Los nativos pasan la etnografía queda.

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