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Alunizaje Bloguero o el magnetismo de la Luna

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En estas provisorias entradas, iluminadas por el azulado plenilunio de fin de año, y cuando ya la luna mengua, seguimos hablando de ella, desde los distintos lenguajes artísticos y continuaremos adelante, con otros temas cuando su brillo sea nulo, siguiendo los sabios consejos de un anciano italiano.
En este derrotero en torno a la luna, otro cibernauta dejó su huella con forma de entusiasta comentario.
Ya antes Mario Arkus, de él se trata, había dejado en este blog emotivos y perspicaces comentarios acá y acá. Ahora provino de otro de sus mundos, el de la Ópera, quizás atraído por la misma fuerza magnética que empleara Cyrano en su viaje a la Luna y dejó aquí testimonio de algunos de los encuentros entre el planeta Ópera y la Luna.
Por su bitácora sabemos que el 5 de diciembre de 2009 estuvo viendo la nueva producción del Theater an der Wien, de Viena: la opera "Il mondo della Luna" (1777) con música de Franz Joseph Haydn y libreto de Carlo Goldoni e informa que se trata de una Comedia de engaños -cercana al estilo de Moliere- donde también toca el tema de la astronomía y la vida en el satélite, como la precursora novela de Cyrano.


También en ese documento de viajero refiere a las ridiculizaciones de que fuera objeto el Dr. Franz Mesmer por parte de Mozart en su Ópera Così fan tutte.
Arkus nos recuerda que al igual que Cyrano, Mesmer fue atraído también por la cuestión del magnetismo, como lo revela su tratado sobre la influencia de la Luna y los planetas sobre los cuerpos. Pero a diferencia de Cyrano, que empleó la fuerza magnética para conducir su cápsula a la Luna, Mesmer hallará en ésta un poder terapéutico.
El mesmerismo se inscribe en la tradición intelectual de Paracelso, médico, astrólogo y alquimista del siglo XVI, quien postulaba que la tierra era un gran imán y propiciaba terapias magnéticas y creía firmemente que el “imán es el rey de todos los secretos.”
Si bien en 1777 la real sociedad francesa de medicina dio por ciertos los poderes sanatorios de las curaciones magnéticas que practicaba el abad Le Noble, rechazó al poco tiempo el tratado sobre magnetismo animal de Monsieur Mesmer. Para él los astros poseen magnetismo e inciden sobre el sistema nervioso de los seres humanos cargándolos con esa energía.


Pero ese magnetismo difiere del ferroso y lo empleaba como terapia curativa basada en pases energéticos, algo similar a las imposiciones de mano empleadas hoy en el Reiki.
Muchas de las llamadas terapias alternativas que se practican en la actualidad se fundan en un discurso energético, por ahí andan nuestros amigos orgones, en las sierras cordobesas, tratando que fluya libre por los cuerpos la energía orgónica aplicando las enseñanzas de Wilhelm Reich, el discípulo de Freud, que la descubriera estudiando la neurosis.
Pero volviendo al derrotero operístico señalado por Arkus, encontramos allí otra señal de los encuentros de la Luna con el mundo de la Ópera
Se trata de los dos actos compuestos por Carl Orff en 1939 basados en un cuento de los Hermanos Grimm. La Luna como se llama esta Ópera es una historia con moraleja que trata de cómo se creó, nos dice Arkus, y trata de como fue robada para iluminar un poblado, para acabar colgada en el cielo por San Pedro como se ve en el video del final que vamos a escuchar mientras esperamos que comience el espacio operístico que conducirá el propio Mario Arkus em FM universidad. Queda, pues sonando la canción final, la moraleja, de esta obra del autor de Carmina Burana.


Hernán Cazzaniga

Viaje a la Luna

Es evidente que el alejamiento de la Luna al que referí en la entrada anterior de esta serie inspirada por el suceso del Blue Moon de fin de año (hacer click aquí y aquí), ocurrió antes de iniciar el Siglo XVII, cuando ya no bastaba con disponer de una escalera para montar en ella y degustarla como a un queso.

Por entonces ya los perros aullaban a causa de su lejanía y había quienes comenzaron a ensayar novedosos medios para alcanzarla, superando la gravosa relación que los hombres mantienen con la Tierra.

Entre ellos se destaca Cyrano de Bergerac, precursor imaginario de los viajeros modernos. Un auténtico innovador en el campo de la literatura. Italo Calvino y otros lo consideran padre fundador de la Ciencia Ficción, si por tal entendemos al género que apela a resolver los desafíos humanos anticipándose al desarrollo científico de su época o preanunciando el gobierno de la físico-química por medio de dispositivos inventados por la razón humana. Es decir, no de un modo maravilloso ni fantástico o a través de causas metafísicas, sino por la aplicación de conocimientos científicos o tecnologías aún no alcanzados.
El propio Calvino, no por casualidad, recomienda, en Por que leer a los clásicos, la lectura de este autor bajo el título Cyrano en la Luna a continuación del apartado dedicado al Libro de la Naturaleza en Galileo.
Calvino afirma que “en la época en que Galileo chocaba con el Santo Oficio, uno de sus partidarios parisienses proponía un sugestivo modelo de sistema heliocéntrico: el universo es como una cebolla que «conserva, protegida por cien películas que la envuelven, la preciosa yema a partir de la cual diez millones de cebollas alcanzarán su esencia [...]. El embrión, en la cebolla, es el pequeño Sol de ese pequeño mundo que calienta y nutre la sal vegetativa de toda la masa».

La visión botánicista de esas millones de cebollas, deja de lado la imagen del sistema solar como un todo unitario con un único centro para dar lugar a la de la infinidad de mundos imaginada por Giordano Bruno, antes de ir por eso a la hoguera.
La cosmografía que concibió Savinien de Cyrano (Cyrano de Bergerac) promediando el 1600 nada tiene que envidiar en algunos de sus aspectos a las teorías actualmente en vigencia acerca del universo. Él lo mentó como una serie de procesos dinámicos movidos por soles que se depuran:
«Cada día el Sol se descarga y purga de los restos de la materia que alimenta su fuego. Pero cuando haya consumido enteramente la materia de que está compuesto, se expandirá por todas partes para buscar otro alimento, y se propagará a todos los mundos que ya había construido en una ocasión, y en particular a los que estén más cerca. Entonces ese fuego, fundiendo otra vez todos los cuerpos, volverá como antes a lanzarlos a granel por todas partes, y purificado poco a poco, empezará a servir de Sol a los otros planetas que generará proyectándolos fuera de su esfera.» ¿Qué me vienen a hablar del Big Bang?, dejen esas onomatopeyas para las historietas!
También el movimiento de la Tierra tiene una ingeniosa explicación: “…los rayos del Sol son los que «al dar en ella, con su circulación la hacen girar como hacemos girar un globo dándole con la mano», o bien los vapores de la Tierra misma calentada por el Sol son los que, «golpeados por el frío de las regiones polares, vuelven a caerle encima y al no poderle dar sino de costado, la hacen girar en redondo».
Esa misma energía solar es la que empleó en su primer intento de viaje de París a la Luna, viaje que se precipitó sobre los iroqueses del Canadá:
“Había sujetado alrededor de mí gran cantidad de frasquitos llenos de rocío, sobre los que el sol lanzaba sus rayos tan violentamente que el calor los atraía como hace con las nubes más grandes, y me elevé tan alto que por fin me encontré por encima de la región media. Pero como esta atracción me hacía subir con demasiada rapidez y, en vez de acercarme a la Luna, como yo quería, me parecía que estaba más alejado que al partir, rompí varios de mis frasquitos hasta sentir que mi peso sobrepasaba la atracción, y que descendía hasta la Tierra”
Recuperado de los magullones de éste y otros intentos, finalmente Cyrano logró su objetivo apelando a la fuerza del magnetismo. Construyó con empeño una capsula de hierro propulsada por un imán que, él mismo arrojaba hacia arriba con gran esfuerzo cada vez que la nave lo alcanzaba (algunos físicos niegan la factibilidad de este método).
No obstante el diseño de la nave se anticipó en más de tres siglos a los que imaginaran Julio Verne en Viaje de la Tierra a la Luna y George H. Wells en Los primeros hombres en la Luna, los cuales a su vez fueron el modelo empleado por Georges Méliès en 1902 en su film Viaje a la Luna y Fritz Lang quien, en 1929, cinematográficamente imaginó un viaje espacial que situó a La Mujer en la Luna, anticipándose un par de décadas a la experiencia de los rusos con la pobre Laika. Estos modelos de ficción guardan un gran parecido con los que, según algunos lenguaraces, en el 69 el Hombre llegó "efectivamente" a la Luna .
Hasta aquí este respetuoso reconociento a Cyrano como pionero de la navegación espacial, un capítulo aparte merecen su ética libertina y su mirada antropológica respecto a los otros con los cuales tomó contacto en sus aventuras... pero esos temas quedan para más luego.








Hernán Cazzaniga

La distancia de la luna

Para leer el cuento hace clik aquí, en la portada o en el nombre del autor.(aprendí a vincular. jejeje, ¡ahora agarrense!)

Ya pasó el 2009 y vivió su última noche bajo el brillo del plenilunio, teñida de blue moon. Ese atardecer, sentado en la vereda Café la vió por un instante flotando sobre el Paraná (y hay que creerle porque, como en muchos de sus relatos, él estuvo allí) y vaya a saber por qué, si por Azar o extraña causa no la pudo fotografiar en el momento en que estaba dispuesta a despegar de la Tierra con quienes subieran abordo en Villa Blosset.
Italo Calvino recuerda que "hubo un tiempo, según Sir George H. Darwin, en que la Luna estaba muy cerca de la Tierra." Pero ... "las mareas fueron poco a poco empujándola lejos, esas mareas que ella, la Luna, provoca en las aguas terrestres y en las cuales la Tierra pierde lentamente energía."
Desde hace algún tiempo sus encuentros con la Tierra se producen en el Paraná, en este lugar donde los antiguos sabían ya que la Luna venía a brillar. Yacyretá tal vez fue el lugar que eligió en busca de aguas más calmas, luego de ser ahuyentada por aquellas mareas.
Algunos vecinos de Posadas creen que la crecida actual del río es obra de ingenieros que diseñaron una represa aguas abajo. Afirman convencidos que antes no se producían las olas que hoy vemos y que la vida era más linda cuando existía la playita de San José. Entre los tantos custionamientos, por un sin fin de estragos ocasionados por esa obra, hay quienes temen y acusan afirmando que la energía generada por la represa será la responsable de un próximo distanciamiento lunar. De su relocalización a costas lejanas.
Pero... ¿No será, acaso, el destino de la Luna migrar por causa de la atracción que ella misma provoca? ¿No será que es repelida por las fuerzas que ella genera, como ocurriera en los tiempos que recuerda el viejo Qfwfq -quién también estuvo allí y por eso puede dar fé de lo enunciado.
Escapa a mí capacidad dirimir esta polémica sustentada en afirmaciones tan plausibles. A cambio los invito a ver esta secuencia de videitos de la obra "La distanza della luna" para que disfruten de la música y del relato adaptado del cuento de Italo Calvino.


















Hernán Cazzaniga