Variaciones infinitas 1.
Quería un arranque leve para ingresar a este blog como invitada, pero lo inmediato me sujetó en estas líneas y no lo pude eludir. Llega insistente por cables y señales satelitales, hay que hacerle un lugar y ver cómo se sale de esta encrucijada de ideas y sentires.
Suceden terremotos en nuestro continente y la conmoción de la noticia es inevitable, más allá del tono patético del discurso periodístico. Primero en la mítica Haití la tierra tembló y sumó desgracia a su trágica historia. Hace unos días, las personas que viven en territorio chileno padecen una catástrofe natural prolongada y dolorosa por las pérdidas; debe requerir un esfuerzo enorme afrontar lo sucedido. Imagino que la reconstrucción comunitaria de espacios habitables, la tarea de disponer de lo indispensable y de circular, comprometen masivamente su humanidad.Y eso es un temblor añadido.
La inapelable furia natural acomoda placas tectónicas bajo sus pies sin previo aviso ni piedad y alcanza una extensión inusitada en ese país. La devastación deja en silencio y a oscuras al mundo humano. Sólo les queda reiniciar juntos los días por venir, de uno en uno.
¿Y por acá? También tenemos regiones sacudidas por catástrofes naturales (sequías, desbordes de aguas, granizadas). También hay temblores simbólicos que nos zarandean y no provienen del interior de la tierra. Los poderes del estado ejercen, cada uno a su turno, un código político basado en la pelea. Se pelean los dirigentes ejecutivos, los legislativos y ciertas figuras judiciales. Nos sacuden con declaraciones altisonantes, por derecha, centro e izquierda. En golpes compulsivos, una rabia agria y argel hace temblar el espacio público; las versiones mediáticas de la información y el comentario registran lo real siguiendo la misma dirección de práctica pugilística. (Dirán, con algunas excepciones, y sí….pero no se las distingue fácilmente entre tanta polvareda).
Pareciera que crujen los sentidos del convivir; no se ven las coordenadas provisorias hacia un futuro elegido en común. Pocos análisis y comentarios dan razones suficientes; son raras las polémicas consistentes. “Redoblar la apuesta” es una invocación y desafío que suena a troche y moche, mientras algunos no alcanzamos a comprender qué se está jugando realmente, qué vamos a perder o qué podemos esperar como ganancia.
Suponemos entonces que lo significativo es lo que no se escucha. Preocupa lo ausente, lo restante, que se suele cifrar en otros códigos del sentir general, que parecen difusos pero sostienen lo deseable, lo que realizamos igual y a pesar de todo.
Es sabido que la política no es tal sin conflicto; y si bien la pelea es una expresión conflictiva, se acota a motivos, personajes y circunstancias cada vez particulares. Los restantes, somos espectadores morbosos o detractores. Pelear no propaga efectos amplios y duraderos que enlacen sentidos sociales compartidos. Es un tembladeral anaecdótico como simulacro de crisis; como dice mi amiga Marita, “crisis hubo siempre, desde que tengo memoria”, así es que nos vamos haciendo inmunes a sus términos. Lo que sobresale es la sensación de fastidio en contraste con las vulgares y corrientes preocupaciones cotidianas.
El simulacro de tensiones,que se dicen importantes, parece empecinado en sus propios límites. En su mezquino cuadrilátero, se suceden acontecimientos dominados por tonos pasionales tristes. Y hace siglos que Baruch Spinoza ya nos advertía acerca de las consecuencias de persistir y gustar de las pasiones tristes: la pérdida de vitalidad.
Esos tonos apasionados de sospecha perpetua, de codicia descarada, de regodeo en el engaño, la condescendencia, la prepotencia o la revancha, no impulsan con alegría la rueda de la vida ni alimentan el ímpetu que demanda la existencia. Los tonos tristes parecen sujetarse a un punto fijo que se sacude con violencia, y en torno de él se desmoronan tantas posibilidades y logros que se adormila la esperanza (pobrecita!!!). Igualmente se hace, se proyecta, se sueña, como se puede.
En medio del tembladeral argento, pienso en los chilenos y en sus espacios devastados. Y mientras gobiernos y grupos privados brindan la urgente ayuda de emergencia, desde esta página me voy hasta Chile de otro modo, de visita al blog de un espacio radial de Valparaíso ya desactivado que se rastrea como blogs.laverdad.es/mundo-placeres. De allí tiendo un lazo de vuelta para acá, en forma de dos videos musicales del grupo chileno JUANA FE, que graba desde 2004.
Los propongo como puerta de salida o escape del texto anterior, en un intento por remediar cualquier incomodidad causada por esta susceptibilidad a los temblores (tristes). Porque hay otros que sí valen la pena….
Es que aún confío en la fuerza del arte para colaborar con los rescates humanos. Cada ocasión de comunicación creativa posee el potencial de reavivar sentidos, de inventar fuerzas vivas y propias para compartir. Y la vidita nuestra puede dar giros impensables, propicios para seguir y recomenzar.
En el primero, la banda con la voz de Ayala, interpreta dos temas pegaditos, LOS TAMBORES, y EL VOLCÁN en un estudio radial, con una fuerza musical y poética sorprendente (al menos para mí, que recién los descubro). Está en http://www.youtube.com/watch?v=Lp_h0TsiYQw
Si te gustó, en el segundo suena CHIQUITITA, imágenes de captura improvisada en la calle, cuando andaban de gira por el interior en épocas de carnaval.
Y se entra por acá: http://www.youtube.com/watch?v=F4ajqdPirWs
Quería un arranque leve para ingresar a este blog como invitada, pero lo inmediato me sujetó en estas líneas y no lo pude eludir. Llega insistente por cables y señales satelitales, hay que hacerle un lugar y ver cómo se sale de esta encrucijada de ideas y sentires.
Suceden terremotos en nuestro continente y la conmoción de la noticia es inevitable, más allá del tono patético del discurso periodístico. Primero en la mítica Haití la tierra tembló y sumó desgracia a su trágica historia. Hace unos días, las personas que viven en territorio chileno padecen una catástrofe natural prolongada y dolorosa por las pérdidas; debe requerir un esfuerzo enorme afrontar lo sucedido. Imagino que la reconstrucción comunitaria de espacios habitables, la tarea de disponer de lo indispensable y de circular, comprometen masivamente su humanidad.Y eso es un temblor añadido.
La inapelable furia natural acomoda placas tectónicas bajo sus pies sin previo aviso ni piedad y alcanza una extensión inusitada en ese país. La devastación deja en silencio y a oscuras al mundo humano. Sólo les queda reiniciar juntos los días por venir, de uno en uno.
¿Y por acá? También tenemos regiones sacudidas por catástrofes naturales (sequías, desbordes de aguas, granizadas). También hay temblores simbólicos que nos zarandean y no provienen del interior de la tierra. Los poderes del estado ejercen, cada uno a su turno, un código político basado en la pelea. Se pelean los dirigentes ejecutivos, los legislativos y ciertas figuras judiciales. Nos sacuden con declaraciones altisonantes, por derecha, centro e izquierda. En golpes compulsivos, una rabia agria y argel hace temblar el espacio público; las versiones mediáticas de la información y el comentario registran lo real siguiendo la misma dirección de práctica pugilística. (Dirán, con algunas excepciones, y sí….pero no se las distingue fácilmente entre tanta polvareda).
Pareciera que crujen los sentidos del convivir; no se ven las coordenadas provisorias hacia un futuro elegido en común. Pocos análisis y comentarios dan razones suficientes; son raras las polémicas consistentes. “Redoblar la apuesta” es una invocación y desafío que suena a troche y moche, mientras algunos no alcanzamos a comprender qué se está jugando realmente, qué vamos a perder o qué podemos esperar como ganancia.
Suponemos entonces que lo significativo es lo que no se escucha. Preocupa lo ausente, lo restante, que se suele cifrar en otros códigos del sentir general, que parecen difusos pero sostienen lo deseable, lo que realizamos igual y a pesar de todo.
Es sabido que la política no es tal sin conflicto; y si bien la pelea es una expresión conflictiva, se acota a motivos, personajes y circunstancias cada vez particulares. Los restantes, somos espectadores morbosos o detractores. Pelear no propaga efectos amplios y duraderos que enlacen sentidos sociales compartidos. Es un tembladeral anaecdótico como simulacro de crisis; como dice mi amiga Marita, “crisis hubo siempre, desde que tengo memoria”, así es que nos vamos haciendo inmunes a sus términos. Lo que sobresale es la sensación de fastidio en contraste con las vulgares y corrientes preocupaciones cotidianas.
El simulacro de tensiones,que se dicen importantes, parece empecinado en sus propios límites. En su mezquino cuadrilátero, se suceden acontecimientos dominados por tonos pasionales tristes. Y hace siglos que Baruch Spinoza ya nos advertía acerca de las consecuencias de persistir y gustar de las pasiones tristes: la pérdida de vitalidad.
Esos tonos apasionados de sospecha perpetua, de codicia descarada, de regodeo en el engaño, la condescendencia, la prepotencia o la revancha, no impulsan con alegría la rueda de la vida ni alimentan el ímpetu que demanda la existencia. Los tonos tristes parecen sujetarse a un punto fijo que se sacude con violencia, y en torno de él se desmoronan tantas posibilidades y logros que se adormila la esperanza (pobrecita!!!). Igualmente se hace, se proyecta, se sueña, como se puede.
En medio del tembladeral argento, pienso en los chilenos y en sus espacios devastados. Y mientras gobiernos y grupos privados brindan la urgente ayuda de emergencia, desde esta página me voy hasta Chile de otro modo, de visita al blog de un espacio radial de Valparaíso ya desactivado que se rastrea como blogs.laverdad.es/mundo-placeres. De allí tiendo un lazo de vuelta para acá, en forma de dos videos musicales del grupo chileno JUANA FE, que graba desde 2004.
Los propongo como puerta de salida o escape del texto anterior, en un intento por remediar cualquier incomodidad causada por esta susceptibilidad a los temblores (tristes). Porque hay otros que sí valen la pena….
Es que aún confío en la fuerza del arte para colaborar con los rescates humanos. Cada ocasión de comunicación creativa posee el potencial de reavivar sentidos, de inventar fuerzas vivas y propias para compartir. Y la vidita nuestra puede dar giros impensables, propicios para seguir y recomenzar.
En el primero, la banda con la voz de Ayala, interpreta dos temas pegaditos, LOS TAMBORES, y EL VOLCÁN en un estudio radial, con una fuerza musical y poética sorprendente (al menos para mí, que recién los descubro). Está en http://www.youtube.com/watch?v=Lp_h0TsiYQw
Si te gustó, en el segundo suena CHIQUITITA, imágenes de captura improvisada en la calle, cuando andaban de gira por el interior en épocas de carnaval.
Y se entra por acá: http://www.youtube.com/watch?v=F4ajqdPirWs
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