Morir en su ley
Cuando murió mi (querido) tío, el Coquecito, en el medio del dolor me apuró o me consoló la idea de que había muerto en su ley. Como mi propio pensamiento me sorprendió pensando que era una idea traida de los pelos, hube de dedicarle algún tiempo para entender mejor sus alcances.
En el comentario sobre Mario Millán Medina, se hace mención a la estrofa de un chamamé, que -pidiendo disculpas a quien me considere redundante- repetiré aquí:
"Taitá y Olano viejos contrarios
enemistados por su opinión
al encontrarse se pelearon
ponchillo en brazo, facón a facón
Cambá que era el comisario
corrió a apartarlos, era su deber
y mal heridos y ensangrentados
allí quedaron los tres en su ley"
¿Por qué murió toda esta gente en su ley? Porque los dos primeros fueron consecuentes con su pelea -sostuvieron su opinión con sus vidas. El comisario fue a cumplir con su deber. Cada uno consistente con su motivo se dirigió al final de su destino.
El que muere en su ley muere en forma consecuente con lo que ha sido o sostenido, parecería ser la respuesta. ¿Muere en su ley Al Pacino en la película Carlito's Way? No, porque después de haber sido consecuente toda la peli a último momento quiere zafar y lo matan igual (porque además no le hizo caso al gordo Porcel que le batió la precisa). Podría haber muerto en su ley desde una perspectiva moralista y externa, que juzgue su muerte en el contexto de una vida violenta y al margen de la Ley (de los que lo juzgan). Pero no muere consecuente con lo que era, sino a consecuencia de lo que quería ser. Los activistas, idealistas, guerrilleros, políticos y sindicalistas que hoy llamamos desaparecidos por lo que les pasó, murieron en su ley...?
Yo sé que el lector a esta altura está pensando que escribo pavadas. Yo mismo -mi primer lector- lo pienso. Me sigue preocupando la idea -sin embargo- en su retruecano cultural: la estética de la muerte consecuente.
Si me consoló la idea de que Coquecito murió en su ley, era porque hacía coherente el final con la historia. Morir en su ley es una forma de consuelo. De arrancar alguna gloria al sinsentido de la pérdida. En esta dirección es deseable para los vivos, al menos ante la inevitabilidad de la muerte.
A ver: quién de tus conocidos (directos o mediales) murió en su ley? ¿Por qué lo decís?
Vale la pena el tema, no le parece...?
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