Al Diablo con todo

Si París se conmovió con las penas de la garganta de su Gorrión, Montevideo se emociona con la voz de su Canario aguantando el mostrador, levantando su vaso por las dudas y por las maduras.


Finalmente se fue, se venía yendo, como se han ido tantos que en los recuerdos andan disfrazados de santos. Se mudó el año pasado a otros bares donde seguirá preguntando por Molina, brindando por Pierrot, recordando a los desaparecidos del Uruguay...
Su ausencia estará presente en este póstumo carnaval y en los que vendrán porque su etapa se hizo canción.
Seguro que el diablo se apiadó de él y se lo llevó para su murga, lo tendrá en sus candilejas. Porque el maligno tiene buen gusto y, como es sabido, el tiempo muchas cosas le enseñó a los dos.

Homenaje a Canario Luna en este tiempo de Carnaval. Tiempo de gloria del Diablo.
Hernán Cazzaniga

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