Lévi-Strauss, un poeta de la modernidad




Leí, por primera vez un texto de Lévi-Strauss apenas empezada la carrera de antropología, recién llegado a Posadas, con 18 años, allá por fines de enero del año 1981, lejos de la ciudad donde nací y me crié. Va a ser difícil separar aquellos días calurosos, la particular sensación que me dejó la estación de Posadas - después de un iniciático viaje en tren -, de las cinco páginas del primer texto que llegó a mis manos: Jean Jacques Rousseau: fundador de las ciencias del hombre. Tal era su título. Hoy, cuando escribo estas líneas, tengo el libro Antropología estructural dos frente a mi (ahí estaba publicado el texto), desgastado por el paso del tiempo, la tapa corroída por la humedad y el maltrato de cajas de mudanzas.

Pareciera ser, que para los hechos fundacionales, la memoria no tiene términos medios. Sus relatos se desarrollan con una precisión asombrosa o se pierden en los desiertos del sinsentido. Ese texto fue revelador y fundante, al menos para mí. No sólo por el desafío que significaba su compleja retórica expositiva, sino también por las bellas imágenes que dejaba caer en cada párrafo. Era un texto apologético, seductor, como esas escrituras dedicadas a subrayar – y a forzar – las virtudes de una persona, una idea y, en otros casos, por qué no, un cuerpo. Pero además, tenía ese carácter desafiante que significaba que un estructuralista reconociera como fundador de las ciencias del hombre a un humanista. Gesto moderno, de calculada y fina elegancia. La modernidad, se sabe, es el último bastión de la razón tratando de ordenar la vida, el caos.

Sin embargo, también aquí, Levi Strauss desafiaba, y miraba con desconfianza el optimismo histórico moderno. Nostalgias de lo que pudo haber sido, de lugares a los cuales jamás regresaremos. Le hace decir al filosofo y escriba de la ilustración, aquello que – sospechamos – ya nos condenó: la mutilación del hombre de la animalidad genera impunidad . “Sólo Rousseau pudo sublevarse contra este egoísmo: él que (…) prefería admitir que los grandes simios de África y Ásia, torpemente descritos por los viajeros, fuesen hombres de una raza desconocida, mejor que correr el riesgo de discutirles la naturaleza humana a seres que la poseyeran.” (Lévi-Strauss, Claude; Antropología estructural: mito, sociedad, humanidades; Siglo XXI, 1979, pág. 44).

Pero, hay otra cuestión, también en ese texto (los escritos de Lévi-Strauss son muy ricos en metáforas, reflexiones y cadencias tal cual un poeta ante la palabra). Se trata del carácter confesional del antropólogo, de su mirada distanciada del mundo en el que le toca vivir. Recuerdo que, tiempo después, revolviendo libros en alguna mesa de saldos, encontré una edición de un libro que la editorial había titulado: Mirando a lo lejos. En realidad, mas allá de la creatividad de los traductores, el libro hablaba sobre el mirar distanciado o, mejor sobre la observación distante. Allí, había un artículo que, -no recuerdo bien- reproducía un discurso que no pudo ser dicho. Contaba Lévi-Strauss que la UNESCO lo había llamado para que hablara en contra de la xenofobia y el racismo, y su discurso giraba, entonces, sobre la diversidad cultural y ciertas imposibilidades de tender puentes entre diferentes culturas. Claro que esto iba en contra de los postulados de fe de la organización y fue duramente cuestionado. En ese mismo artículo, Lévy-Strauss imaginaba un futuro con pequeñas comunidades, a la manera de tribus fortalecidas por la relación cara a cara. Recuerdo que la lectura de ese texto me hizo ver como se puede desmontar la hipocresía de las buenas razones y de los sentidos crisolados.

Con el tiempo, otras lecturas, me sedujeron. Otras voces me encandilaron. Pero quiere la memoria volver a aquel texto, a ese autor, que me hizo pensar que antropología y escritura estaban íntimamente ligadas. Que la claridad en el pensar no esta separada de la belleza en el decir. Que la honestidad intelectual no es cómoda, ni complaciente. Vayan, entonces, estas palabras en su recuerdo.

Café Azar
Posadas, primeros días de noviembre de 2009 . -

1 comentarios:

A! dijo...

justo ayer me quedé ensando al ver a un pibe con una remera maca levi, q tenía un slogan con el nombre "levi strauss". es como q el sistema se apropia y fagocita todo sin ningún parámetro de contención

Publicar un comentario