PSICODELIA DE POSADAS A LA SIESTA (TRES FOTOS)
Fotos: Giuliana Pinzone
Textos: Café Azar
Poner en foco. Ajustar las luces y las sombras. Desconocer los lugares por los que pasé tantas veces. Ese cielo azul del que descreo y asimismo invade el paisaje en el que me interno. Algo se movió, se corrió, se descolocó. Una sombra desplazada, alguna vieja intuición o tal vez recuerdos diluidos en relatos superpuestos. Poner en foco también es extrañarse, extranjero del sentido, reflejo deforme de un sueño que se repite para no ser nunca igual. Debería haber dormido, la siesta posadeña me confunde. Perdido, busco señales que indiquen algún que otro recorrido. Sólo escucho un rumor de hojas, voces perdidas que murmullan como olas en un mar lejano y profundo. Poner en foco es saber, sin muchas certezas, que la foto de hoy no es la misma de ayer.
Pliegues. No hay arriba, ni hay abajo en la mirada nueva. Otra percepción, otras puertas que se abren iluminando universos desconocidos. O mejor, conocidos, pero nunca vistos – hasta ese instante – de esa forma (tal vez informe). Parpadeo y me muevo entre la angustia que me provoca un territorio sin las señales que suelo acatar, y el goce de aquello que no reconoce palabras que lo puedan nombrar. Lo que veo no es lo que parece, y en ese transitar - en esas siestas en que el sol aturde - los reflejos, las sombras, las breves alucinaciones del recorte forman parte de lugares que entrañables se deshacen en un instante. Hay que estar atento en el divagar, uno nunca sabe en que vuelta, o detrás de que esquina, se abren sin aviso las puertas de la percepción. Psicodelia siestera, así nomás, es el calor.
Textos: Café Azar
"No, no es cielo, ni es azul..."
Maquillaje - Virgilio y Homero Expósito
Maquillaje - Virgilio y Homero Expósito
Poner en foco. Ajustar las luces y las sombras. Desconocer los lugares por los que pasé tantas veces. Ese cielo azul del que descreo y asimismo invade el paisaje en el que me interno. Algo se movió, se corrió, se descolocó. Una sombra desplazada, alguna vieja intuición o tal vez recuerdos diluidos en relatos superpuestos. Poner en foco también es extrañarse, extranjero del sentido, reflejo deforme de un sueño que se repite para no ser nunca igual. Debería haber dormido, la siesta posadeña me confunde. Perdido, busco señales que indiquen algún que otro recorrido. Sólo escucho un rumor de hojas, voces perdidas que murmullan como olas en un mar lejano y profundo. Poner en foco es saber, sin muchas certezas, que la foto de hoy no es la misma de ayer.
Así, como borroneada en la pared, intuyo la memoria que hace visible lo invisible. Las sombras tienen ese detalle de la línea difusa, esa elegancia que suele provocar la ambigüedad. Reflejos, una suerte de frontera, de estado liminar, de bruma incierta que sugiere las formas de tu cuerpo, los modos del no estar, los fantasmas de la vigilia. El brillo cegador de lo inasible, la estúpida sospecha de que por efímero, todo se reduce a nada. El sol quema las calles de Posadas.
Pliegues. No hay arriba, ni hay abajo en la mirada nueva. Otra percepción, otras puertas que se abren iluminando universos desconocidos. O mejor, conocidos, pero nunca vistos – hasta ese instante – de esa forma (tal vez informe). Parpadeo y me muevo entre la angustia que me provoca un territorio sin las señales que suelo acatar, y el goce de aquello que no reconoce palabras que lo puedan nombrar. Lo que veo no es lo que parece, y en ese transitar - en esas siestas en que el sol aturde - los reflejos, las sombras, las breves alucinaciones del recorte forman parte de lugares que entrañables se deshacen en un instante. Hay que estar atento en el divagar, uno nunca sabe en que vuelta, o detrás de que esquina, se abren sin aviso las puertas de la percepción. Psicodelia siestera, así nomás, es el calor.
Posadas entre abril y mayo de 2010. -
2 comentarios:
lo esencial es invisible. Cuánta sensibilidad en la interpretación de las imágenes.
Ta güeno!
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