Gestos
Fotos: Irupé Tentorio
Texto: Café Azar
¿Era todo?, pregunté
(soy un iluso)
No nos dimos nada más
Sólo un buen gesto.
Esa estrella era mi lujo (Solari/Beillinson)
Texto: Café Azar
¿Era todo?, pregunté
(soy un iluso)
No nos dimos nada más
Sólo un buen gesto.
Esa estrella era mi lujo (Solari/Beillinson)
Metonímicos, o metafóricos los gestos son una puerta de entrada a sentidos que todavía están por construirse en su inveterada precariedad. Como intuiciones fugaces, suerte de efímeros brillos que cuando uno termina de percibir ya dejaron de estar, abandonando si, su presencia en la ausencia. Imposibles de no ser vistos, aunque también son imposibles de retener, de apresar, de dominar. Sutiles modos de sugerir, los gestos, suelen disparar - en su incompletitud semántica – infinitas lecturas posibles, ambiguas expectativas y sentidos inesperados.
También es una cuestión de tiempo y espacio aunque, bien podríamos decir, se trata de repensar tanto la temporalidad como la espacialidad. A ver: el gesto se realiza en la medida en que es percibido. Puede ser (entre otras cosas) una mirada, un movimiento de manos, una posición del cuerpo e, inclusive – aunque tradicionalmente se expulse la palabra del ámbito de lo gestual – un decir lo suficientemente breve y ubicuo como un guiño, una oración, un libro, una escultura, un edificio. Ahora es importante, diría ineludible, que el gesto sea percibido por otra u otras personas. Esto, que parece – y seguramente es – obvio - , significa que el sentido (aunque precario y resbaloso) se realiza en relación.
Además está, como decía, la cuestión del tiempo: existe como un ajuste temporal determinado por la percepción entre lo que se produce y lo que se percibe para ser – después – interpretado. Es el instante en que se cruzan las miradas, se observa el movimiento, se distingue la palabra, su fraseo o su entonación, se lee la frase o el texto en cuestión. Ahora, ese instante puede ser diferido, digo, entre la expresión y su percepción no hay necesariamente contemporaneidad. La interpretación, intrínsecamente provisoria como es, parte del momento en que se capta la expresión que quiere ser gesto hasta –quien sabe - mucho (infinitamente) tiempo después. Lo del espacio conlleva otras complicaciones. Uno estaría tentado en reivindicar el cara a cara pero son tantas las formas, los medios y los espacios posibles en que se establecen las relaciones que la misma idea de presencia aparece cuestionada. Un gesto puede realizarse a través de un mensaje de texto, por ejemplo. Una casona en Asunción o una canción como “Jamás te podré olvidar” de Chaloy Jara bien pueden ser vistos como claros ejemplos en la genealogía de los gestos.
Pero quiero volver a pensar en el gesto como puerta abierta a otras tantas puertas abiertas o cerradas. Mundos apenas diseñados que caben en un drop. Dulce o amarga espera que extrae sentido tras sentido de apenas una gota de expresión. Quizás – fantasmagórica lectora o lector - este breve texto sólo sea eso, apenas un buen gesto si usted así lo interpreta. Nada más. Es todo.
Posadas/Baires (Cap.),
Invierno de 2010, -
Invierno de 2010, -